ANA MARTÍNEZ escribe en ABC
SANTIAGO. «Mereció morir sereno y en compañía y en cambio lo hizo solo y sufriendo; por amor no se mata a una persona». Es la confesión pública de José Sampedro Cameán, hermano de Ramón, el marinero y poeta nacido en 1943 en Xuño (Porto do Son), que poco después de cumplir un cuarto de siglo sufrió un grave accidente que lo dejó inmóvil de cuello para abajo al tirarse de cabeza al agua del mar desde una roca de As Furnas, playa rectilínea de este municipio de la provincia de La Coruña, de entorno virgen y arena fina muy blanca.
La ofrenda floral que recuerda el décimo aniversario del fallecimiento del gallego que abrió el debate internacional para la legalización de la eutanasia se celebra hoy en el mismo punto en el que sufrió el infortunio que lo dejó postrado en una cama para el resto de su existencia. «No queremos que se trate de una canonización, sino que lo que pretendemos es seguir adelante con sus ideas», explica Xosé Lois Vilar, desde el bando de los amigos.
El aniversario que honra su memoria y lucha (que se celebra puntualmente cada año y es presentado como un homenaje, y no como manifestación política e institucional) se inició con una recepción de los asistentes y una cena; y continuó ayer con una exposición de la vida y obra del tetrapléjico sonense y una mesa redonda que se celebró a las cinco de la tarde en el Centro de Interpretación del Castro de Baroña ubicado en su localidad natal.
Bajo el título «El derecho a morir», intervinieron el alcalde local, Manuel Tomé; la presidenta de la Asociación Derecho a Morir Dignamente de Galicia (DMD), Carmen Vázquez; un miembro de la DMD de Cataluña y colega personal, Gené Gordo; y su homónima en la World Federation Right to Die Societes, Jacqueline Herremans. La tradicional oblación a pie de arenal, con lectura de poemas, se celebrará a la una y media de esta tarde.
Después de diez años, aunque la justicia gallega cuenta con leyes que incorporan conceptos como «consentimiento informado», «testamento vital» o «voluntad anticipada», no existe todavía ningún documento que ampare la ayuda a expirar para los que se encuentren desahuciados. Sí ha mejorado la conciencia social. Lo dice Antonio Batista, secretario de DMD Galicia: «Parece que la legislación se desarrolla con más lentitud que el pensamiento social; y en el terreno político todo va incluso más lento, porque esto no produce votos».
«Encontró obstáculos y burlas»
Manuela Sanlés, cuñada y heredera universal de Ramón Sampedro, y la mujer que lo atendió y cuidó durante las casi tres décadas que permaneció petrificado en su lecho, no olvida que su final, a consecuencia de las sales cianúricas, fue angustioso. La familia, con disgusto, siempre lo apoyó en su batalla, en la que procuró demostrar que eutanasia es «bien morir», pero admite que en su camino se encontró obstáculos y burlas, y que no se marchó de la forma que hubiera querido.
Por eso no comprenden el comportamiento de Ramona Maneiro, que reconoció que fue quien le proporcionó el vaso con la dosis letal, y solamente pueden hablar de «crimen verdadero, porque nosotros queríamos luchar por la eutanasia que él quería, y no por la que le dio Ramona; él nos había pedido ayuda para morir, pero nosotros nunca pudimos dársela, porque lo queríamos, ¿qué clase de amor es lo otro?, de amor nada de nada», alegan.
Ramona Maneiro sí se muestra tranquila, quiere que se comprenda su decisión de ayudarle, suscribe su acción de la que «no se arrepiente ni un poco», defiende la opción de cada uno a decidir por sí mismo y lamenta que exista aún a día de hoy «una hipocresía de la sociedad a la hora de resolver un problema que afecta a todos».
PAUL GIAMATTI (U.S., 1967): ACTOR
Hace 3 horas
1 comentario:
En serio, no entiendo el sentido de este artículo. Tal vez no lo haya leído con la suficiente atención, pero no llego a entender qué quiere decir. Ramón Sampedro quiso morir porque no tenía suficiente cariño alrededor. ¿Qué ser humano, en su sano juicio, desea morir si tiene gente cerca que le quiere de verdad?
El hombre, desde el principio de los tiempos, aspira a la inmortalidad. ¿Qué tipo de sociedad estamos creando, que sólo se habla de morir, de muerte digna, de matar? Cuando un paciente desea morir, es el médico el que ha fallado. ¿Para qué estudia alguien medicina? ¿Para acabar asesinando a sus pacientes o aconsejando el suicidio? ¿Qué tipo de médico es ése? ¿Dónde quedó el juramento hipocrático?
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