domingo, 13 de enero de 2008

Una ley mejicana regula la "voluntad anticipada de negativa" al encarnizamiento terapéutico

Reproducimos la noticia de la agencia efe del día 8 de enero. Nos parece positiva por varios motivos: en primer lugar porque se distingue (aunque no con toda la nitidez que sería de desear) entre la eutanasia y la negativa del enfermo a que se efectúe sobre él el encarnizamiento terapéutico. Esta confusión es fomentada por los partidarios de la eutanasia. Afortunadamente, se advierte aquí que la los representantes de la Iglesia en México han comprendido de qué se trata y han dado un parecer positivo a la misma.

Los habitantes del Distrito Federal mexicano disponen desde hoy de una ley conocida como del "bien morir", que regula el derecho de los enfermos terminales a rechazar que se prolongue su vida por medio de tratamiento médico.

La Ley de Voluntad Anticipada regula "la negativa a someterse a medios, tratamientos y/o procedimientos médicos que pretendan prolongar de manera innecesaria su vida (...) cuando por razones médicas, fortuitas o de fuerza mayor, sea imposible mantener su vida de manera natural".
La llamada ortotanasia, o muerte correcta en la norma, faculta a quien suscriba el Documento de Voluntad Anticipada a rechazar actuaciones médicas "obstinadas, desproporcionadas o inútiles" que prolonguen su vida.
La normativa fue publicada ayer en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, entró hoy en vigor y será aplicable en un plazo máximo de noventa días naturales que se han dado el gobierno capitalino para elaborar los reglamentos de la misma.


Esta disposición sólo aplica en la capital mexicana y se materializará en los 28 hospitales de la metrópoli de titularidad estatal, no así en los de ámbito federal.


La nueva ley define al enfermo terminal como alguien con un "padecimiento mortal (...) o una esperanza de vida menor a seis meses y se encuentra imposibilitado para mantener su vida de manera natural".


También se aclara que el personal de salud que atiende al enfermo "en ningún momento y bajo ninguna circunstancia podrá suministrar medicamentos o tratamientos médicos, que provoquen de manera intencional el deceso del enfermo en etapa terminal".


Los servicios de salud podrán únicamente otorgar al enfermo las medidas mínimas ordinarias (hidratación, higiene, nutrición u oxigenación), cuidados paliativos, sedación controlada y ayuda psicológica.


La Iglesia católica mexicana, a través del portavoz del Arzobispado de México, Hugo Valdemar, ha manifestado que no se opone a la ley dado que no se trata de la eutanasia.


"Nuestra preocupación es hacia un futuro porque nos da la impresión de que esta ley tiene la intención de evitar el choque que sí provocaría la ley de la eutanasia en la opinión publica y (que) después se legisle en favor de ella", dijo hoy Valdemar en entrevista radiofónica.


En la casa para enfermos terminales "Árbol de la vida", sostenida por donaciones y ubicada en una de las zonas más deprimidas de la capital, su directora Elena Romero opina que la vida lo es "hasta el último instante".


El centro, regentado por tres hermanas y abierto desde hace treinta años, alberga hoy de forma gratuita a 36 enfermos sin posibilidad de cura que han sido rechazados "socialmente, médicamente y familiarmente", dijo a Efe Romero.


"Aquí se enseña a bien morir, pero con una aceptación (de la muerte)", indicó la directora del centro, quien reconoce que ha habido casos de pacientes que "piden algo para terminar", algo que el "Árbol de la vida" no proporciona.


Sin embargo, si el enfermo dispone de un familiar dispuesto a ayudar a morir al enfermo, la dirección del centro respeta la decisión aunque el procedimiento no se aplique en el albergue, en caso de que se opte finalmente por ello.


La mayoría de los enfermos del hospital no tienen familiares. De los 36 que hay actualmente sólo cinco cuentan con alguno que se haga cargo de ellos.

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