Más de 2.800 aragoneses ya han hecho testamento vital
El 46% pide que no se prolongue su vida artificialmente, el resto son testigos de Jehová
Begoña Sierra Zaragoza 18/11/2008
El 46% pide que no se prolongue su vida artificialmente, el resto son testigos de Jehová
Begoña Sierra Zaragoza 18/11/2008
¿Se debe alargar la vida lo máximo posible o hay que marcar unos límites que garanticen una muerte digna y acorde a las creencias religiosas?
Esta es la pregunta clave que se han planteado los 2.803 aragoneses que a fecha de ayer han hecho testamento vital para que se cumplan sus deseos sobre el tratamiento médico que desean recibir al final de sus días. Aragón dispone desde el año 2003 de un Registro de Voluntades Anticipadas que facilita este tipo de documentos para que quede constancia de los deseos de estas personas y se respete su voluntad en el caso de que queden incapacitados para tomar decisiones a causa de un accidente o una enfermedad.
El 56,5% de los solicitantes son testigos de Jehová que muestran su rechazo a recibir cualquier tipo de transfusión de sangre o hemoderivados que vaya en contra de sus creencias.
El resto pide cuidados paliativos y que no se prolongue su vida de forma artificial. Javier Quintín, responsable del Registro de Voluntades de Aragón, explica que en este caso los solicitantes rechazan que se les alargue la vida con medidas de soporte vital cardiorespitarorio y otros medios artificiales, lo que se conoce como limitación del esfuerzo terapéutico (LET).
Además, muestran su deseo de recibir una medicación que frene el dolor aun en el caso de poder acortarles la vida. "Hablamos de horas. Por ejemplo, el suministro de morfina puede provocar algún problema respiratorio y adelantar el fallecimiento", detalla.
El porcentaje de quienes deciden donar su cuerpo a la ciencia roza el 6%. Otros plasman que se transplanten sus órganos a otra persona, con un 25%. Los últimos datos del Registro de Aragón revelan que el perfil de los demandantes lo componen mujeres de más de 50 años que en su mayoría han tenido a su cuidado a familiares y ancianos "a los que han visto sufrir", detalla.
Esta es la pregunta clave que se han planteado los 2.803 aragoneses que a fecha de ayer han hecho testamento vital para que se cumplan sus deseos sobre el tratamiento médico que desean recibir al final de sus días. Aragón dispone desde el año 2003 de un Registro de Voluntades Anticipadas que facilita este tipo de documentos para que quede constancia de los deseos de estas personas y se respete su voluntad en el caso de que queden incapacitados para tomar decisiones a causa de un accidente o una enfermedad.
El 56,5% de los solicitantes son testigos de Jehová que muestran su rechazo a recibir cualquier tipo de transfusión de sangre o hemoderivados que vaya en contra de sus creencias.
El resto pide cuidados paliativos y que no se prolongue su vida de forma artificial. Javier Quintín, responsable del Registro de Voluntades de Aragón, explica que en este caso los solicitantes rechazan que se les alargue la vida con medidas de soporte vital cardiorespitarorio y otros medios artificiales, lo que se conoce como limitación del esfuerzo terapéutico (LET).
Además, muestran su deseo de recibir una medicación que frene el dolor aun en el caso de poder acortarles la vida. "Hablamos de horas. Por ejemplo, el suministro de morfina puede provocar algún problema respiratorio y adelantar el fallecimiento", detalla.
El porcentaje de quienes deciden donar su cuerpo a la ciencia roza el 6%. Otros plasman que se transplanten sus órganos a otra persona, con un 25%. Los últimos datos del Registro de Aragón revelan que el perfil de los demandantes lo componen mujeres de más de 50 años que en su mayoría han tenido a su cuidado a familiares y ancianos "a los que han visto sufrir", detalla.