martes, 25 de noviembre de 2008


Más de 2.800 aragoneses ya han hecho testamento vital
El 46% pide que no se prolongue su vida artificialmente, el resto son testigos de Jehová

Begoña Sierra Zaragoza 18/11/2008

¿Se debe alargar la vida lo máximo posible o hay que marcar unos límites que garanticen una muerte digna y acorde a las creencias religiosas?
Esta es la pregunta clave que se han planteado los 2.803 aragoneses que a fecha de ayer han hecho testamento vital para que se cumplan sus deseos sobre el tratamiento médico que desean recibir al final de sus días. Aragón dispone desde el año 2003 de un Registro de Voluntades Anticipadas que facilita este tipo de documentos para que quede constancia de los deseos de estas personas y se respete su voluntad en el caso de que queden incapacitados para tomar decisiones a causa de un accidente o una enfermedad.
El 56,5% de los solicitantes son testigos de Jehová que muestran su rechazo a recibir cualquier tipo de transfusión de sangre o hemoderivados que vaya en contra de sus creencias.
El resto pide cuidados paliativos y que no se prolongue su vida de forma artificial. Javier Quintín, responsable del Registro de Voluntades de Aragón, explica que en este caso los solicitantes rechazan que se les alargue la vida con medidas de soporte vital cardiorespitarorio y otros medios artificiales, lo que se conoce como limitación del esfuerzo terapéutico (LET).
Además, muestran su deseo de recibir una medicación que frene el dolor aun en el caso de poder acortarles la vida. "Hablamos de horas. Por ejemplo, el suministro de morfina puede provocar algún problema respiratorio y adelantar el fallecimiento", detalla.
El porcentaje de quienes deciden donar su cuerpo a la ciencia roza el 6%. Otros plasman que se transplanten sus órganos a otra persona, con un 25%. Los últimos datos del Registro de Aragón revelan que el perfil de los demandantes lo componen mujeres de más de 50 años que en su mayoría han tenido a su cuidado a familiares y ancianos "a los que han visto sufrir", detalla.

viernes, 14 de noviembre de 2008

El "encarnizamiento legislativo del Estado Español"

“En una sociedad en la que poco o nada se habla sobre el proceso de morir, en la que la muerte es un verdadero tabú, el legislador ha aprobado en la última década cerca de treinta normas que abordan este problema. Podría decirse que el legislador, con el fin de evitar el encarnizamiento terapéutico, está provocando un verdadero encarnizamiento legislativo”. (Federico de Montalvo)
Recogemos el artículo de opinión publicado en El día de Ciudad Real

Mientras el paro supera la cifra de 2.800.000, y creciendo – verdadera preocupación de los ciudadanos –, y un grupo “monocolor” de expertos y la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados preparan la ampliación del inexistente “derecho” al aborto, se ha iniciado una campaña mediática a favor de la eutanasia, que sólo preocupa a un minoritario grupo de “progresistas”.
Recientemente la Asociación Federal del Derecho a una Muerte Digna se reunió con el Ministro de Justicia, Fernández Bermejo trasladándole su interés para que se lleve a cabo una regulación legal de la eutanasia. Resulta obsesiva la actitud que en los últimos años tiene el legislador, tanto estatal como autonómico, por regular el proceso de morir. Para el profesor de Derecho Constitucional, Federico de Montalvo. “En una sociedad en la que poco o nada se habla sobre el proceso de morir, en la que la muerte es un verdadero tabú, el legislador ha aprobado en la última década cerca de treinta normas que abordan este problema. Podría decirse que el legislador, con el fin de evitar el encarnizamiento terapéutico, está provocando un verdadero encarnizamiento legislativo”.

Consideramos imprescindible acotar los conceptos, pues estamos ante cuestiones tan decisivas como las concernientes a la vida y la muerte. Por ello, recordamos, con la doctrina más solvente y generalizada, que eutanasia es “la acción u omisión, por parte del médico u otra persona, con intención de provocar la muerte del paciente terminal o altamente dependiente, por compasión y para evitarle todo dolor”. Entre otros conceptos importantes sobre esta materia, tenemos el “ensañamiento terapéutico”, cuando se aplican tratamientos inútiles o, sin son útiles, desproporcionadamente molestos para el resultado que se espera de ellos.

El pasado 27 de octubre un grupo de docentes presentaron la plataforma “Profesores universitarios en Defensa de la Muerte Natural”. Parten de que “la vida del ser humano es inviolable, por su dignidad intrínseca que no puede estar sujeta a gradaciones, ya que es universal, independiente de la situación de edad, salud o autonomía que se posea, y está radicalmente vinculada a los derechos humanos fundamentales”.
De esa dignidad, inherente a toda vida humana, germina el derecho irrenunciable de todos a la vida, siendo deber inexcusable del Estado protegerla y cuidarla, incluso cuando la persona, su titular, parezca no darle valor.
En cumplimiento de este deber, señala la plataforma, “los Estados más responsables reconocen el derecho de toda persona a los cuidados de salud más avanzados, pero, por ello, resulta contradictorio aceptar y promover deliberadamente el acabamiento de la vida de quienes pueden llegar a situaciones de debilidad, dependencia de otros y enfermedad terminal”.
Afirman que la eutanasia, entendida como el acto deliberado de acabar con la vida de una persona, sea a petición propia o por decisión de un tercero, y el suicidio asistido son ética y moralmente reprobables.
Los componentes de la plataforma matizan que “matar o ayudar a matarse” no es lo mismo éticamente que “dejar morir”, cuando no hay terapia y el estado del paciente es irreversible. En ese sentido, suspender un tratamiento calificado como fútil en situaciones carentes de expectativas terapéutica no supone eutanasia, ni activa ni pasiva, siempre que se cuente con el consentimiento informado válido del paciente o de sus representantes legales.
Concluyen afirmando el derecho de los pacientes a una muerte natural, equivalente a una muerte digna.

Carta al corazón de Beppino Englaro, padre de Eluana


Querido señor Englaro:

Llevo meses siguiendo las vicisitudes de la batalla legal que comenzó usted hace quince años. Le felicito porque ha conseguido que por fin los más altos tribunales de la Nación que fue cuna del Derecho le hayan dado la razón.

Me imagino que esta batalla con las instituciones de su país le habrá dejado extenuado. Al sufrimiento de un padre que no consigue resignarse a que su hija haya quedado inmovilizada e inconsciente, en estado vegetativo para el resto de sus días, se añade la inquietud e intranquilidad de estar en el ojo del huracán de la opinión pública. ¡Cuántas cosas habrá tenido que oír durante estos últimos años! Últimamente, hace sólo unos días, debió de escuchar de un alto cargo del Vaticano que lo que usted quería hacer es una monstruosidad. Ciertamente, la afirmación se refiere sólo a la acción que se proponer realizar y no es un insulto a su persona, pero es fácil que muchos opinen que es usted un monstruo al que no le importa dejar morir de inanición a su hija, en una lenta agonía de aproximadamente quince días de duración.

No apelo a su conciencia, señor Englaro, porque usted está actuando según ella. No es el mero interés o el desinterés lo que le ha mantenido al pie del cañón durante todos estos largos años en los que su hija yacía inerte, alimentada e hidratada mediante una sonda nasogástrica. Es precisamente su conciencia la que le ha sostenido en pie durante todo este tiempo. Usted ha mantenido siempre que Eluana, su hija, había manifestado claramente su voluntad antes de que fuera víctima del accidente de tráfico que la dejó en estado vegetativo. Así se lo explicó en una carta personal al Presidente del Gobierno, Ciampi. Eluana no hubiera querido vivir en esas condiciones, alimentada artificialmente, y en la condición de un vegetal.

Usted, señor Englaro, ha seguido los dictámenes de su conciencia y hoy podría decir con voz cantante –digo sólo que podría, aunque dudo mucho que lo haga- que ha vencido la batalla y que sus oponentes callen y enmudezcan puesto que los más altos tribunales del país del Derecho han hablado y le han reconocido haber actuado según derecho. Sin embargo, estos oponentes no callan. Hace tan sólo diez horas que la subsecretaria de Sanidad, Eugenia Roccella, le ha dirigido estas palabras: “Beppino Englaro, padre de Eluana, ha vencido su batalla legal. Ahora asuma su responsabilidad y no dé cumplimiento a la sentencia.

Yo no me dirijo a su conciencia, señor Englaro, sino a su corazón. Eugenia Roccella tiene razón en una cosa. Usted no está obligado a seguir la sentencia, puesto que ésta se limita a darle a usted la responsabilidad de su acción. Ahora, gracias a ella, Señor Englaro, usted se encuentra en su derecho de poner punto final a la existencia de su hija, sin que esta acción sea considerada por el mundo civilizado como un asesinato u homicidio. Está usted en su derecho de evitar a su hija lo que usted mismo denominó un “encarnizamiento terapéutico”. Ahora la responsabilidad es toda suya.

Señor Englaro, el mundo no sale adelante sólo por el derecho ni tampoco lo más importante es que le den a uno la razón. Eso ya lo tiene. Se lo acaban de dar. Pero ahora puede plantearse hacer algo más grande y dejar actuar a la misericordia. No es el único que ama a su hija. Sor Rosangela la ha cuidado desde hace quince años. ¿Cree que los cuidados de esta monja de la Misericordia son constitutivos de encarnizamiento terapéutico? ¿Cree que realmente es un acto bueno sustraer a su hija de esos amorosos cuidados y dejarla morir? ¿Cree que eso es una muerte digna? La indignidad está en quien causa la muerte y no en el paciente. Ciertamente, su hija siempre morirá dignamente porque ella no es responsable de su muerte… ¿O quizá sí? Si realmente la sentencia judicial ha admitido que Eluana había manifestado esa voluntad, entonces ¿dejará que su hija sea culpable de suicidio? Ella misma habría sido la causante de su propia muerte. Y usted entonces sería su cómplice.

Pero es que además, señor Englaro, su hija no es la única persona que se encuentra en estado vegetativo. Su caso puede ser la punta de lanza del movimiento que promueve la eutanasia. Su caso límite, extremo, puede ser utilizado para cambiar la sensibilidad ética de la gente y para que se vea como algo bueno y digno el dejar morir a los enfermos que se encuentran en estado vegetativo sin proporcionarles el alimento y la bebida.

Aproveche esta ocasión que le brinda la providencia para actuar bien y santamente. Ame a su hija con un amor más grande. Apueste por la vida y no se convierta en ocasión ni permita ser manipulado por quienes son los cultivadores de la cultura de la muerte

jueves, 13 de noviembre de 2008

El caso de Eluana Englaro paso a paso



Reproducimos el artículo publicado en Juristas Cristianos en el que relatan los hechos fundamentales del caso Eluana Englaro.


En los próximos días el movimiento en favor de la eutanasia utilizará a buen seguro el caso de Eluana Englaro, puesto que el Tribunal de Casación de Italia ha desestimado por falta de legitimación el recurso presentado por el Fiscal para suspender la decisión de la Corte de Apelación de Milán, que había autorizado a Beppino Englaro a que se retirara la sonda nasogástrica que servía para alimentar e hidratar a su hija, en estado vegetativo desde hace dieciséis años.
En resumen los jueces han estimado que se puede retirar la sonda de alimentación e hidratación siempre que concurran dos circunstancias probadas: el estado vegetativo irreversible y la certeza de que el paciente hubiese manifestado su voluntad en ese sentido, en el caso de encontrarse en esas circunstancias. El problema jurídico es el siguiente: ¿puede equipararse la alimientación y la hidratación -que forman parte de los cuidados y atenciones naturales que toda persona debe prestar a sus semejantes- con una forma de tratamiento terapéutico? ¿Cabe denominar encarnizamiento terapéutico a esa acción de alimentar? ¿Es humano dejar morir a alguien de inanición a pesar de que lo haya solicitado? ¿No se estarán abriendo las puertas a la eutanasia de miles de personas que se encuentran en estado vegetativo? (continuar leyendo el artículo)

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La decisión de Hannah Jones

Ha sido noticia hoy en el mundo la decisión de una adolescente de trece años: se ha negado a que le trasplanten un corazón para sustituir el suyo, gravemente afectado desde hace años por la leucemia y por la medicación. Hay quien ha aprovechado la ocasión para defender el derecho a la muerte digna (véase la imagen). Sin embargo, más que del derecho a morir habría que hablar del derecho a no ser sometido a tratamientos médicos que supongan un encarnizamiento terapéutico. Son cosas distintas.
Hay también quien ha aprovechado la ocasión para defender los derechos del menor frente a la autoridad paterna. Pero tampoco ha sido éste el caso. Más bien eran las autoridades médicas las que pretendían imponer un trasplante de corazón a la adolescente. Sus padres la apoyaban a ella y temían que les fueran a quitar la custodia de su hija.
Así que no queda más que respetar el derecho de Hannah y de sus padres a que "les dejen en paz" y no les impongan una terapias tan excepcionales como el trasplante de corazón. Transcribimos la noticia desde
intramed.net

Hannah Jones tiene sólo 13 años pero la madurez de un adulto y es capaz de decidir entre la vida y la muerte. Así se lo han reconocido, tras más de un año de controversias, los médicos que querían obligarla a someterse a un trasplante de corazón para prolongar su vida. Ella no quiere, y al final se ha impuesto su voluntad sobre la de los especialistas.
Hannah padece una extraña forma de leucemia desde los cinco años. Para parar el cáncer, fue sometida a una brutal cura de quimioterapia que acabó provocándole un agujero en el corazón. El año pasado le implantaron un marcapasos, pero su corazón ya no aguanta. La única solución es someterla a un trasplante. Y ella no quiere. La intervención no le garantiza la vida. Dentro de 10 años tendría que volver a ser trasplantada y, entretanto, los medicamentos que tendrían que suministrarle para evitar un rechazo del nuevo órgano amenazan con reavivar la leucemia. Hannah prefiere arriesgarse a seguir como está ahora y resignarse a morir en casa, en Marden, al oeste de Inglaterra, rodeada de su familia, cuando llegue el momento. Sus padres la apoyan y aseguran que apenas han influido en su decisión.
"Obviamente queremos que Hannah esté con nosotros todo el tiempo que sea posible, pero no vamos a forzarla a hacer algo que ella no quiere", ha declarado su padre, Andrew Jones, de 43 años, auditor de profesión. "Ha estado toda su vida entrando y saliendo del hospital y ha decidido que ya es suficiente. No es una decisión impulsiva y no es de ninguna manera definitiva. Si cambia de opinión, también la apoyaremos".
La niña ha demostrado una madurez y un temple extraordinarios y lleva meses resistiéndose a la presión de los médicos. Desde hace más de un año ha estado hablando de la posibilidad de un trasplante con los especialistas del hospital infantil de Birmingham, donde le implantaron el marcapasos, y del Great Ormond Street Hospital de Londres, donde tenía que llevarse a cabo el trasplante. Pero un médico de su hospital local, en Hereford, se empeñó en forzar el trasplante y quiso suministrarle un medicamento para trasladarla a Londres, que ella no quiso tomar. El facultativo decidió llevar el caso a las autoridades por entender que era del interés de Hannah someterla al trasplante aunque fuera contra su parecer.
"Creíamos que nos la iban a quitar de nuestras manos contra nuestra voluntad. Toda la familia era un mar de lágrimas", ha relatado el padre. Por ello, escribieron a los responsables provinciales del hospital oponiéndose a la intervención, pero sin éxito. Su director ejecutivo, Chris Bull, describió a Hannah como "una joven mujer gallarda y valiente", pero defendió la decisión tomada por los médicos.
Los tratamientos forzosos no son algo excepcional. Se realizan, por ejemplo, cuando los padres de un niño se oponen a ello por razones religiosas. Pero en este caso es el propio paciente el que se opone, y no por causas religiosas sino apelando a su propia dignidad.
El caso fue elevado a los tribunales, pero no ha llegado a fallarse. Una asistente social se entrevistó a solas con Hannah Jones y llegó a la conclusión de que la niña está perfectamente informada de las consecuencias de su decisión y que tiene la madurez suficiente para decidir por sí misma. El hospital ha renunciado finalmente a forzar el trasplante y ha escrito a los padres insistiendo en que siempre ha actuado defendiendo el interés de la chica. Pero no se han disculpado. "Es indignante que la gente del hospital insinúe que nosotros no hemos actuado en defensa de lo mejor para nuestra hija", se ha quejado la madre, Kirsty, que conoce muy bien las penalidades de Hannah, como madre y como enfermera de cuidados intensivos que es.
La decisión de la joven y el hecho de que los médicos hayan optado por acabar aceptándola es perfectamente coherente con lo previsto por la legislación británica para estos casos. En 1980, la Cámara de los Lores dictaminó que un niño que comprende las consecuencias de sus decisiones ha de ser considerado legalmente competente para hacerlo. En España, la situación de Hannah estaría cubierta, desde diciembre de 2002, por la Ley de Autonomía del Paciente. Ésta establece que a partir de los 16 años, el menor tiene derecho a decidir. Si es más joven, pero entiende lo que hace, también.
"Creo que en este caso algunos doctores han entendido que tenían que intervenir y tomar la decisión que consideraban más adecuada en defensa de lo mejor para el paciente. Pero por supuesto lo mejor para el enfermo no se ha de decidir únicamente en función de la óptica médica, sino teniendo en cuenta el interés global de una persona en general", opina el doctor Tony Calland, presidente del comité ético de la Asociación Médica Británica.
Los sufrimientos de Hannah Jones no se reducen a sus penalidades médicas y su conflicto con los doctores. La semana pasada tuvo que renunciar a una de las ilusiones de su vida: visitar Disneylandia antes de morir. La organización caritativa Caudwell Children se había ofrecido a pagarle el viaje a Florida (Estados Unidos), pero a última hora tuvo que ser cancelado porque ninguna compañía aseguradora ha querido extenderle un seguro médico dado su precario estado de salud.

jueves, 30 de octubre de 2008

La reanimación no puede ser interpretada como encarnizamiento terapéutico


Supongo que no tendrá valor de principio axiomático y que quizá puedan existir excepciones, pero es evidente que la reanimación no debe ser interpretada como un encarnizamiento terapéutico. Y menos aún cuando el reanimado es un bebé prematuro. El diario "Osservatore Romano" denuncia la tendencia de muchos médicos a no reanimar a los bebés prematuros, cuando se descubren anomalías o enfermedades después de su nacimiento. Se les niega algo que a ningún ser humano se le haría. Los médicos se erigen en jueces de quién tiene que vivir y quién no. (Tomamos la notica de ABC.es)


El 'Osservatore Romano', el diario oficioso del Vaticano, ha denunciado la "alarmante" tendencia de los médicos a no reanimar a los neonatos prematuros que nacen con graves patologías, en base a un informe publicado recientemente por la revista 'Archives of Disease in Childhood'.
El artículo llama la atención sobre la filosofía "postmoderna" que se esconde detrás de esta tendencia y según la cual, el derecho a la vida cede el paso a su calidad". Este es el criterio por el que muchos médicos, en todo el mundo, dejan de reanimar a los niños prematuros con problemas, a pesar de las posibilidades que todavía existen de que sobrevivan, señala.
Se trata de un fenómeno "alarmante" ya que, según advierte, "no sólo priva de una oportunidad a quien podía tenerla" sino que "corre el riesgo de plantear la futura discapacidad o el interés de un tercero como criterio para la reanimación", advierte.
"Al contrario de lo que piensan algunos, intentar la reanimación no puede considerarse un encarnizamiento terapéutico, teniendo en cuenta, además, que en el momento del nacimiento, todavía no se tiene certeza del pronóstico médico. De hecho, a ningún adulto se le suspendería el tratamiento si el pronóstico no fuera cierto", añade.
«No sólo priva de una oportunidad a quien podía tenerla» sino que «corre el riesgo de plantear la futura discapacidad o el interés de un tercero como criterio para la reanimación»
El diario oficioso del Vaticano también subraya que "nadie se negaría a reanimar a un adulto para 'aligerar' el peso a los familiares", tal y como sucede en muchos casos de neonatos prematuros a los que se les deja morir. Así, considera que "se trata de elegir entre si tratar a los neonatos como ciudadanos o subordinar su tratamiento a nuestros miedos y al mito de la 'calidad de la vida'".

sábado, 18 de octubre de 2008

¿muerte digna?


ROMA, 14 (ANSA) - La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) condenó toda forma de eutanasia en un mensaje por la 31/a Jornada por la Vida, prevista para el primero de febrero del 2009.
La CEI invita a "no responder a estados permanentes de sufrimiento, reales o calificados de tales, reclamando formas más o menos explícitas de eutanasia".
Se trata, dicen los obispos, de una respuesta "falsa" porque "la vida humana es un bien inviolable sobre lo que no se puede disponer".
"Nunca puede legitimarse y favorecerse el abandono de los cuidados médicos, como tampoco, naturalmente, el empecinamiento terapéutico cuando cesan las razonables perspectivas de curación", agregan.
Los obispos invitan a no resignarse cuando "el peso de la vida parece intolerable" y a recurrir a "la virtud de la fortaleza" y al apoyo de las personas queridas.
El documento también hace un llamamiento a quien está cerca de las personas que viven el sufrimiento extremo, en especial a los parientes y los amigos de quien sufre, a los voluntarios y a quien sufrió y "sabe qué significa tener al lado a alguien que haga compañía, aliente y dé confianza".

jueves, 16 de octubre de 2008

suicidio asistido

Significa proporcionar en forma intencional y con conocimiento a una persona los medios o procedimientos o ambos necesarios para suicidarse, incluidos el asesoramiento sobre dosis letales de medicamentos, la prescripción de dichos medicamentos letales o su suministro. Se plantea como deseo de extinción de muerte inminente, porque la vida ha perdido razón de ser o se ha hecho dolorosamente desesperanzada. Cabe destacar, que en éste caso es el paciente el que voluntaria y activamente termina con su vida, de allí el concepto de suicidio.

Argumentos en contra El suicidio con ayuda médica, como la eutanasia, es contrario a la ética y debe ser condenado por la profesión médica. Cuando el médico ayuda intencional y deliberadamente a la persona a poner fin a su vida, entonces el médico actúa contra la ética. Sin embargo, el derecho de rechazar tratamiento médico es un derecho básico del paciente y el médico actúa éticamente, incluso si al respetar ese deseo el paciente muere

jueves, 9 de octubre de 2008

Un oncólogo explica bien las diferencias morales entre el dejar morir y el quitar la vida.

Con fecha del 3 de octubre se publica en el ABC un artículo de opinión de un oncólogo: "la humanización de la muerte vista por un oncólogo". Nos parece interesante reseñarlo porque establece una distinción interesante y fundamental y porque establece cuál es el camino que hay que seguir ante el dolor y el sufrimiento:

La distinción:

"La distinción entre matar al paciente y cesar el tratamiento para permitir que el paciente muera, puede ser muy sutil, pero debemos distinguir, desde el punto de vista ético, que no es igual «dejar morir» que «quitar la vida»".

El camino a seguir: los cuidados paliativos respetan la dignidad del paciente y no se confunden ni con la eutanasia ni con la obcecación o encarnizamiento terapéutico.

jueves, 2 de octubre de 2008

Una conferencia interesante


Se publica hoy en el Xornal Galicia Jueves, 02 Octubre, 2008 - 12:57 esta conferencia pronunciada por Jacinto Bátiz, titulada Humanizar el proceso de morir
La lucha contra la eutanasia debe ser positiva. El camino consiste en comprender el significado de la muerte y de la vida. El acto de matar (ya sea homicidio o suicidio) deshumaniza al hombre que mata y es contrario a la dignidad del que es "matado". Lo correcto es ayudar a morir, es decir, cooperar el proceso natural de morir mediante los cuidados paliativos.


No ha de abandonarse al enfermo cuando la tecnología y el conocimiento científico dejan de ser útiles para curar su enfermedad. Han de respetarse las intenciones del enfermo y conocer sus valores, manifestados bien en el documento de sus Voluntades Anticipadas o bien a lo largo de todo el proceso.

Morir no es un acto puntual sino todo un proceso. Ése es el punto de partida con el que Jacinto Bátiz, presidente de la Sección de Cuidados Paliativos de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios (Santurtzi), aborda la conferencia con la que, bajo el título “Humanizar el proceso de morir”, da comienzo -hoy a las 19:00 horas en la Biblioteca Bidebarrieta- la segunda temporada del foro socio sanitario Encuentros con la salud. “Este proceso de morir de los enfermos en situación terminal”, puntualiza el experto “requiere de una atención técnica y humana con la mejor calidad posible que busque la excelencia profesional, un derecho inalienable a la dignidad humana”. La humanización de este proceso se concreta en una serie de pautas valoradas por el presidente de la Sección de Cuidados Paliativos de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. “No ha de abandonarse al enfermo -ni los profesionales sanitarios ni sus seres queridos-, ni siquiera cuando la tecnología y el conocimiento científico dejan de ser útiles para curar su enfermedad. Para morir con dignidad es preciso estar acompañado por los seres queridos, libre de dolor y de sufrimiento, sin manipulaciones médicas innecesarias y con la asistencia sanitaria precisa”.
Una estrategia adecuada de Cuidados Paliativos ha de forjarse en función de los deseos del paciente, por encima de las consideraciones de su entorno. Jacinto Bátiz considera que “han de respetarse sus intenciones y conocer sus valores, manifestados bien en el documento de sus Voluntades Anticipadas o bien durante la relación que mantengan a lo largo de todo el proceso”.

El compromiso médico es otra cuestión relevante en este tránsito. Bátiz comprende que “para que el final de la vida de estos enfermos sea más confortable han de evitarse procedimientos terapéuticos que disminuyan su confort o aquellos otros cuya crudeza los convierta en más insufribles que la propia enfermedad. El encarnizamiento terapéutico, aún realizado bajo la mejor de las voluntades, es una batalla perdida que reduce la dignidad del ser humano”. El enfermo en fase terminal tiene derecho a no experimentar dolor. Dicha así, esta frase parece una declaración de amor al prójimo, un ejercicio de sensibilidad. El especialista en Cuidados Paliativos considera, sin embargo, que “el tratamiento del dolor no es una cuestión opcional ni un acto gratuito de caridad, sino un imperativo ético de la profesión médica. El código deontológico expresa esta cuestión con claridad”.Yendo un paso más allá, Jacinto Bátiz ejemplifica con enfermo, en fase terminal cuya patología “presente determinados síntomas que provoquen un sufrimiento insoportable e imposible controlar en los momentos del desenlace. Esta situación”, prosigue el especialista, “obliga al médico a disminuir la conciencia del enfermo para garantizar una muerte serena. No se trata, insisto, de un acto de buena voluntad sino de un imperativo moral”. No es extraño que, llegado el caso, el enfermo desee la muerte. “Es algo que sucede con relativa frecuencia”, recuerda el presidente de Sección de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. “Tenemos que tener presente que todo el mundo desea tener una buena muerte. Morir bien es una legítima aspiración de los seres humanos. Los profesionales de la salud están obligados a ayudar a sus enfermos para mueran sin sufrimiento. Esta buena práctica médica se expresa cuando se aplican las medidas terapéuticas proporcionadas, evitando la obstinación terapéutica, el abandono, el alargamiento innecesario y el acortamiento deliberado”.

A la hora de valorar los beneficios de los Cuidados Paliativos, Jacinto Bátiz esclarece que “no debe haber frontera en la curación y la paliación. Los cuidados paliativos han de comenzar desde el primer momento del diagnóstico de la enfermedad, con una relación médico-enfermo en la que la comunicación será la mejor herramienta. A medida que se acerca la muerte los profesionales sanitarios han de cambiar su papel de “consejero y cuidador profesional” por el de compañeros íntimos del viaje más solitario que un ser humano hace jamás”. Frente a la sensación de frustración que puede provocar en los profesionales sanitarios la muerte de un paciente, Bátiz considera que “cuando se consigue que el enfermo fallezca en paz, con comodidad y viendo que tanto él como su familia han recibido un apoyo emocional adecuado, se descubre que dar alivio a las molestias físicas y emocionales de una persona es tan importante como curar”. Desde esta perspectiva, “humanizar el proceso de morir beneficia por un lado al enfermo que sufre, a una familia asustada que no acaba de aceptar la situación y sufre por el ser querido, y al médico formado para luchar contra la muerte. Los cuidados paliativos contemplan esta triple realidad que configura el proceso de la muerte inminente en la sociedad actual. Si la sociedad comprueba que se humaniza el proceso de morir tendrá miedo a la muerte, pero no tendrá miedo al proceso de morir”. La Ley de Autonomía del Paciente (ley 41/2002) y la normativa deontológica (Código de Ética y Deontología Médica -Cap. VII-) regula de manera clara esta cuestión.Encuentros con la Salud es una iniciativa organizada de forma conjunta por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, el diario El Correo, la facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco y la agencia especializada Docor Comunicación y patrocinada por el Grupo QUIRON.

todos queremos morir dignamente

COMO QUEREMOS MORIR?
Todos queremos una buena muerte, sin que artificialmente nos alarguen la agonia, ni nos apliquen una tecnologia o unos medios desproporcionados a la enfermedad. Todos queremos ser tratados eficazmente del dolor, tener la ayuda necesaria y no ser abandonados por el medico y el equipo sanitario cuando la enfermedad sea incurable.
Todos queremos ser informados adecuadamente sobre la enfermedad, el pronostico y los tratamientos que dispone la medicina, que nos expliquen los datos en un lenguaje comprensible, y participar en las decisiones sobre lo que se nos va a hacer.
Todos queremos recibir un trato respetuoso, que en el hospital podamos estar acompanados de la familia y los amigos sin otras restricciones que las necesarias para la buena evolucion de la enfermedad y el buen funcionamiento del hospital. ¿Como queremos morir? Sin dolores.


Pudiendo rechazar tratamientos que prolongan artificialmente la vida. Informados sobre la enfermedad y las posibilidades de tratamientos, con palabras comprensibles. Pudiendo deci dir sobre lo que se nos va a hacer y rechazar tratamientos que prolongan artificialmente la agonia. Siempre tratados con respeto y carino por los profesionales de la salud. Estando acompanados de la familia y los amigos

domingo, 28 de septiembre de 2008

Los médicos reaccionan ante la política de "muerte" del gobierno español


Leemos en el Diario de Cádiz que "El presidente de la Sociedad Madrileña de Cuidados Paliativos, Álvaro Gándara, consideró ayer una frivolidad que el Gobierno plantee la posibilidad de legalizar el suicidio asistido antes de garantizar a todos el acceso a los cuidados paliativos, con los que en estos momentos sólo pueden contar la mitad de los españoles".


La frase no puede ser más lógica y contundente. En vez de ayudarles a sobrellevar la enfermedad, el ministro pretende que se les anime a morir.

Un informe del Parlamento europeo sobre los cuidados paliativos


En el Diario de Cádiz leemos esta noticia:


Según el informe Palliative Care in the European Union, coordinado por el catedrático de Salud Pública de la Universidad de Valencia José María Martín Moreno, los 27 países representados en el Parlamento Europeo adoptan medidas muy heterogéneas y dispares para regular esta materia. Es interesante destacar que, en España, las comunidades autonómicas que tienen mejor nivel en la medicina paliativa son Cataluña y Extremadura.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Obcecación terapéutica: un nuevo delito


Se lee hoy en el diario El País esta noticia, por otra parte ya conocida: Andalucía podrá sancionar con hasta un millón de euros a los médicos que se obcequen en mantener con vida a un enfermo terminal sin posibilidad de recuperación. En mi opinión está bien condenar la obstinación terapéutica, porque es realmente condenable. Sin embargo, este tipo de acciones penales contra los médicos habría que valorarlas en un contexto un poco más amplio. ¿Qué se pretende conseguir con esta medida? ¿De verdad piensan que nos vamos a creer que se protege la libertad del paciente? Eso sería posible si detrás de esta norma no estuviera la voluntad política de introducir la eutanasia en nuestro país. Es curioso, se condena al médico que intenta salvar la vida del enfermo "contra su voluntad" y se pretende amparar la acción del médico que acorta la vida del enfermo también "contra su voluntad". Podría creer en la bondad de esta medida si no fuera porque detrás de ella se esconde la farisáica intención de introducir la eutanasia, mediante la que se suprimirán las vidas de millares de ancianos sin que nadie se preocupe de saber cuál es su voluntad. No nos chupemos el dedo.


Los menores con 16 años cumplidos pueden decidir por sí mismos
Los centros privados estarán obligados a garantizar ese derecho
Según el anteproyecto de ley, al que ha tenido acceso EL PAÍS, esta práctica por parte de los médicos podrá ser calificada como infracción muy grave. El régimen sancionador del nuevo texto legal prevé castigarla con multas de entre 60.00 1 y un millón de euros.
El artículo 20 del anteproyecto de ley recoge el veto al encarnizamiento terapéutico: "El médico o médica responsable del paciente tiene la obligación de limitar las medidas de soporte vital cuando lo estime necesario para evitar la obstinación terapéutica. Dicha justificación deberá ser consignada en la historia clínica del paciente". Esta limitación requerirá siempre la opinión coincidente "de al menos otros dos" especialistas de los que atienden al enfermo.
En caso de que los representantes o familiares del paciente no estén de acuerdo con que se le retiren las medidas de soporte vital, el médico tendrá que solicitar un informe al comité de ética del centro. Este informe no será vinculante, "pero obligará a revisar" la decisión. En cualquier caso, será el médico quien tenga la última palabra, incluso en contra de la voluntad de la familia.
La ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de la muerte (conocida como ley de muerte digna) es una de las grandes apuestas de la actual legislatura del gobierno que preside Manuel Chaves. La norma regulará el derecho de los enfermos terminales a recibir toda la información sobre su enfermedad, a tomar decisiones respecto al tratamiento que le pueden aplicar y a rechazar la intervención propuesta por los médicos "aunque ello pueda poner en peligro su vida". La norma amparará las sedaciones paliativas aunque acorten la vida del enfermo y les otorgará el derecho de recibir estos cuidados en su casa "siempre que ello no esté contraindicado".
La ley se detiene además en los derechos de los enfermos terminales menores de edad. Entre 12 y 16 años, la decisión sobre el tratamiento recaerá en los padres o representantes legales, pero después de escuchar la opinión del niño. Los menores emancipados o con 16 años cumplidos pueden recibir la información clínica y decidir por sí mismos, si bien sus padres serán informados y su opinión se tendrá en cuenta. La ley establece que "en caso de conflicto prevalecerá la opinión del menor" (continuar leyendo)

jueves, 25 de septiembre de 2008

La Organización Médica Colegial (OMC) rechaza el anteproyecto andaluz de ley de muerte digna


La Organización Médica Colegial (OMC) rechazó hoy el anteproyecto de ley andaluz de "muerte digna" porque considera que es innecesario y genera alarma en la sociedad.

La OMC dio a conocer en rueda de prensa un documento consensuado en la última reunión de la junta permanente de este organismo en el que se muestra su oposición al anteproyecto de ley andaluz de "Derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de la muerte", conocida como "Ley de Muerte digna".

A juicio de la OMC, el texto resulta "innecesario", ya que hay legislación suficiente en España para regular la muerte digna y genera alarma en la sociedad, además de "fomentar la medicina defensiva" y "amenazar" a los médicos con un régimen sancionador.

El secretario general del Consejo General de Colegios de Médicos, Juan José Rodríguez Sendín, separó este debate del suicidio asistido y subrayó que no se deben mezclar ambos asuntos.

Rodríguez Sendín señaló que no es que los colegios de médicos se nieguen a tratar el tema, pero "hoy no toca", apostilló.

Atender el final de la vida es una "práctica profesional médica" como puede ser una patología cardiaca, que está tipificada y protocolizada como tal, mientras "otras cuestiones" quedan fuera de estas prácticas, señaló.

El presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, Isacio Siguero, explicó que el anteproyecto andaluz crea confusión en la sociedad, ya que las leyes existentes garantizan "sobradamente" la muerte digna mediante instrumentos como las voluntades anticipadas o los cuidados paliativos, e instó a la Administración a velar por el desarrollo de ambas.

Si se trata de abordar la cuestión "en serio y no como una oportunidad política" es necesario desarrollar estos temas, afirmó Rodríguez Sendín. El documento de la OMC subraya que la iniciativa de la Junta de Andalucía introduce "nuevos elementos" que distorsionan la realidad y avivan un debate social "confuso e innecesario que puede ser perjudicial para los intereses de los pacientes".

En este sentido, Juan José Rodríguez Sendín explicó que el desarrollo de las voluntades anticipadas es "escaso" y "no homogéneo" en las diferentes comunidades autónomas, porque no hay información suficiente a los ciudadanos.

En el mismo plano situó los cuidados paliativos, cuya regulación se llevó a cabo hace cuatro años y que continúan en la misma situación, aseguró. Los representantes de los colegios de médicos rechazaron que el proyecto de la Junta de Andalucía pudiera evitar casos como el del Hospital Severo Ochoa de Leganés, ya que en estos momentos la "muerte digna" tiene soporte legislativo suficiente.

Según Rodríguez Sendín, casos como el del hospital madrileño solo se solucionan "con sentido común", pero -agregó- "un político cuando quiere morder y muerde, no hay quien lo pueda detener".

Los colegios de médicos consideraron que el régimen sancionador que contempla el anteproyecto andaluz es un "error" que "lleva a la población un mensaje de desconfianza" y propicia la medicina defensiva, por la cual se realizan pruebas innecesarias ante el menor síntoma.

Siguero recalcó que a los médicos "no se les debe amenazar bajo ningún concepto", y agregó que la Consejería de Salud de Andalucía no tiene competencias para ello.

Otro de los puntos del texto criticado por la OMC es el referente al encarnizamiento terapéutico (emprender acciones terapéuticas sin esperanza e inútiles), ya que se trata de una mala praxis médica rechazada por la profesión desde 1983.

A su juicio, existen mecanismos para vigilar y prevenir estos casos, como son los comités de ética hospitalarios, la segunda opinión médica y las comisiones deontológicas de los colegios de médicos.

domingo, 13 de enero de 2008

«Defendía el "buen morir" y no se marchó como él quería». Habla el hermano de Ramón Sampedro

ANA MARTÍNEZ escribe en ABC
SANTIAGO. «Mereció morir sereno y en compañía y en cambio lo hizo solo y sufriendo; por amor no se mata a una persona». Es la confesión pública de José Sampedro Cameán, hermano de Ramón, el marinero y poeta nacido en 1943 en Xuño (Porto do Son), que poco después de cumplir un cuarto de siglo sufrió un grave accidente que lo dejó inmóvil de cuello para abajo al tirarse de cabeza al agua del mar desde una roca de As Furnas, playa rectilínea de este municipio de la provincia de La Coruña, de entorno virgen y arena fina muy blanca.
La ofrenda floral que recuerda el décimo aniversario del fallecimiento del gallego que abrió el debate internacional para la legalización de la eutanasia se celebra hoy en el mismo punto en el que sufrió el infortunio que lo dejó postrado en una cama para el resto de su existencia. «No queremos que se trate de una canonización, sino que lo que pretendemos es seguir adelante con sus ideas», explica Xosé Lois Vilar, desde el bando de los amigos.
El aniversario que honra su memoria y lucha (que se celebra puntualmente cada año y es presentado como un homenaje, y no como manifestación política e institucional) se inició con una recepción de los asistentes y una cena; y continuó ayer con una exposición de la vida y obra del tetrapléjico sonense y una mesa redonda que se celebró a las cinco de la tarde en el Centro de Interpretación del Castro de Baroña ubicado en su localidad natal.
Bajo el título «El derecho a morir», intervinieron el alcalde local, Manuel Tomé; la presidenta de la Asociación Derecho a Morir Dignamente de Galicia (DMD), Carmen Vázquez; un miembro de la DMD de Cataluña y colega personal, Gené Gordo; y su homónima en la World Federation Right to Die Societes, Jacqueline Herremans. La tradicional oblación a pie de arenal, con lectura de poemas, se celebrará a la una y media de esta tarde.
Después de diez años, aunque la justicia gallega cuenta con leyes que incorporan conceptos como «consentimiento informado», «testamento vital» o «voluntad anticipada», no existe todavía ningún documento que ampare la ayuda a expirar para los que se encuentren desahuciados. Sí ha mejorado la conciencia social. Lo dice Antonio Batista, secretario de DMD Galicia: «Parece que la legislación se desarrolla con más lentitud que el pensamiento social; y en el terreno político todo va incluso más lento, porque esto no produce votos».
«Encontró obstáculos y burlas»
Manuela Sanlés, cuñada y heredera universal de Ramón Sampedro, y la mujer que lo atendió y cuidó durante las casi tres décadas que permaneció petrificado en su lecho, no olvida que su final, a consecuencia de las sales cianúricas, fue angustioso. La familia, con disgusto, siempre lo apoyó en su batalla, en la que procuró demostrar que eutanasia es «bien morir», pero admite que en su camino se encontró obstáculos y burlas, y que no se marchó de la forma que hubiera querido.
Por eso no comprenden el comportamiento de Ramona Maneiro, que reconoció que fue quien le proporcionó el vaso con la dosis letal, y solamente pueden hablar de «crimen verdadero, porque nosotros queríamos luchar por la eutanasia que él quería, y no por la que le dio Ramona; él nos había pedido ayuda para morir, pero nosotros nunca pudimos dársela, porque lo queríamos, ¿qué clase de amor es lo otro?, de amor nada de nada», alegan.
Ramona Maneiro sí se muestra tranquila, quiere que se comprenda su decisión de ayudarle, suscribe su acción de la que «no se arrepiente ni un poco», defiende la opción de cada uno a decidir por sí mismo y lamenta que exista aún a día de hoy «una hipocresía de la sociedad a la hora de resolver un problema que afecta a todos».

Una ley mejicana regula la "voluntad anticipada de negativa" al encarnizamiento terapéutico

Reproducimos la noticia de la agencia efe del día 8 de enero. Nos parece positiva por varios motivos: en primer lugar porque se distingue (aunque no con toda la nitidez que sería de desear) entre la eutanasia y la negativa del enfermo a que se efectúe sobre él el encarnizamiento terapéutico. Esta confusión es fomentada por los partidarios de la eutanasia. Afortunadamente, se advierte aquí que la los representantes de la Iglesia en México han comprendido de qué se trata y han dado un parecer positivo a la misma.

Los habitantes del Distrito Federal mexicano disponen desde hoy de una ley conocida como del "bien morir", que regula el derecho de los enfermos terminales a rechazar que se prolongue su vida por medio de tratamiento médico.

La Ley de Voluntad Anticipada regula "la negativa a someterse a medios, tratamientos y/o procedimientos médicos que pretendan prolongar de manera innecesaria su vida (...) cuando por razones médicas, fortuitas o de fuerza mayor, sea imposible mantener su vida de manera natural".
La llamada ortotanasia, o muerte correcta en la norma, faculta a quien suscriba el Documento de Voluntad Anticipada a rechazar actuaciones médicas "obstinadas, desproporcionadas o inútiles" que prolonguen su vida.
La normativa fue publicada ayer en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, entró hoy en vigor y será aplicable en un plazo máximo de noventa días naturales que se han dado el gobierno capitalino para elaborar los reglamentos de la misma.


Esta disposición sólo aplica en la capital mexicana y se materializará en los 28 hospitales de la metrópoli de titularidad estatal, no así en los de ámbito federal.


La nueva ley define al enfermo terminal como alguien con un "padecimiento mortal (...) o una esperanza de vida menor a seis meses y se encuentra imposibilitado para mantener su vida de manera natural".


También se aclara que el personal de salud que atiende al enfermo "en ningún momento y bajo ninguna circunstancia podrá suministrar medicamentos o tratamientos médicos, que provoquen de manera intencional el deceso del enfermo en etapa terminal".


Los servicios de salud podrán únicamente otorgar al enfermo las medidas mínimas ordinarias (hidratación, higiene, nutrición u oxigenación), cuidados paliativos, sedación controlada y ayuda psicológica.


La Iglesia católica mexicana, a través del portavoz del Arzobispado de México, Hugo Valdemar, ha manifestado que no se opone a la ley dado que no se trata de la eutanasia.


"Nuestra preocupación es hacia un futuro porque nos da la impresión de que esta ley tiene la intención de evitar el choque que sí provocaría la ley de la eutanasia en la opinión publica y (que) después se legisle en favor de ella", dijo hoy Valdemar en entrevista radiofónica.


En la casa para enfermos terminales "Árbol de la vida", sostenida por donaciones y ubicada en una de las zonas más deprimidas de la capital, su directora Elena Romero opina que la vida lo es "hasta el último instante".


El centro, regentado por tres hermanas y abierto desde hace treinta años, alberga hoy de forma gratuita a 36 enfermos sin posibilidad de cura que han sido rechazados "socialmente, médicamente y familiarmente", dijo a Efe Romero.


"Aquí se enseña a bien morir, pero con una aceptación (de la muerte)", indicó la directora del centro, quien reconoce que ha habido casos de pacientes que "piden algo para terminar", algo que el "Árbol de la vida" no proporciona.


Sin embargo, si el enfermo dispone de un familiar dispuesto a ayudar a morir al enfermo, la dirección del centro respeta la decisión aunque el procedimiento no se aplique en el albergue, en caso de que se opte finalmente por ello.


La mayoría de los enfermos del hospital no tienen familiares. De los 36 que hay actualmente sólo cinco cuentan con alguno que se haga cargo de ellos.